El día 13 de Noviembre, en conferencia de prensa, el gobernador de la provincia de Guayas, Pablo Arosemena, detalló que en la Penitenciaria del Litoral se registraron 68 muertos y 25 heridos.
Además describió la situación de “salvajismo y falta de humanidad” y la relacionó con una lucha de poder entre bandas que querían “doblegar” a los presos del pabellón 2. “No había cabecilla de la banda en ese pabellón, porque días atrás había sido liberado por un juez al cumplir el 60 % de su condena”, explicó Arosemena. “Querían sitiarlos, acorralarlos, hacer una masacre total”. En ese pabellón conviven 700 internos.
El sistema de iluminación fue destruido. No solo usaron armas y detonaciones, también trataron de asfixiarlos, quemando colchones y más. La Policía usó gases lacrimógenos para disuadir la situación, sostuvo Arosemena al hacer énfasis en que los reos que intentaban entrar al pabellón 2 no solo disparaban “y hacían detonaciones, sino que estaban tratando de hacer un hueco en la pared” para ingresar.
Después la tragedia, más de un millar de soldados y policías ecuatorianos intervinieron para incautar armas a los reclusos. Las fuerzas armadas y policiales incautaron al menos tres pistolas, 435 balas, 25 armas blancas, tres artefactos explosivos y varias dosis de drogas.
Las imágenes que circulan en redes sociales y transmisiones en vivo de parte de los mismos presos es lo que ha permitido conocer que existen heridos, fallecidos y cuerpos que han sido incinerados dentro de la Penitenciaría del Litoral, en Guayaquil.